(Bloomberg).- Baladas románticas, diálogos en tecnicolor y mucho zapateo americano: La La Land tenía todo lo necesario para ser un éxito de taquilla, al menos en la década de 1940.
Hoy, el mercado masivo de aficionados al cine prefiere la acción antes que el romance, los alienígenas antes que los artistas y, sobre todo, el floreciente género de superhéroes en mallas.
No es de sorprender que La La Land tuviese una gran recepción de la crítica y que siga siendo la gran favorita para ganar el Premio de la Academia a la Mejor Película el 26 de febrero.
Pero es improbable determinar en qué medida tiene la aprobación del público. En los últimos tiempos, las películas más elogiadas por la crítica pocas veces despertaron el interés de los consumidores.
“Todos pensamos que iba a ser algo muy especial”, dijo Erik Feig, copresidente del grupo de cinematografía de Lions Gate Entertainment Corp., en una entrevista. “Pero si nos preguntaban si íbamos a acercarnos a los US$ 400 millones, les habríamos dicho que despertasen del sueño”.
Con un triunfo el domingo y el empujón que dan los Oscars, La La Land probablemente se convierta en la película más taquillera desde El Señor de los Anillos: el Retorno del Rey, del 2003.
Hasta este fin de semana, el himno a la ciudad de los ángeles había recaudado US$ 135 millones en los cines locales y otros US$206 millones en el exterior.
Lions Gate trató de obtener los derechos de distribución, pero los ganó Sony. Sin embargo, tuvo el “sí” de Damien Chazelle, director y guionista de Whiplash. “Le preguntamos qué quería hacer luego y contestó, con cierta vergüenza: ‘un musical’”, recordó Feig.
“‘¡Genial!’ le dijimos. ‘¿En serio?’ fue su reacción”. En estos días un musical parece una apuesta tonta, pero encaja en el terreno de no intentar complacer a todo el mundo.
En las primeras etapas de producción, Lions Gate dio otro paso ilógico: alentó a Chazelle a gastar más dinero del previsto originalmente: alrededor de US$30 millones. Con esa suma, pudieron pagar a actores más caros para los papeles principales: Emma Stone y Ryan Gosling.
Finalmente, Lions Gate fue realista con respecto a su público. Al juzgar el potencial de un proyecto, la compañía trata de imaginar dos consumidores: el posiblemente más fanático --en este caso, los amantes de Broadway-- y otro más amplio desde el punto de vista demográfico que podría verse atraído por la película.
En el caso de La La Land, la compañía esperaba que fuese para parejas y mujeres de más edad. Resultó que el filme superó todos los cálculos.
En resumen, el retorno sobre la inversión de un Gosling cantante ha sido sorprendentemente bueno y mejora día a día. Basil Iwanyk, de Thunder Road Pictures, dijo que las películas que cuestan entre US$30 y US$50 millones se están convirtiendo en un punto ideal para la industria.
Para Hollywood , La La Land representa un nuevo guión exitoso y su legado será esa moneda valiosa llamada optimismo.