(Bloomberg) En el año 2000, John Adrain se encontró con un problema común entre los residentes de San Francisco: Tenía demasiadas cosas y muy poco espacio. Pero las cosas que tenía no eran del tipo que se pueden guardar en un depósito , ya que Adrain coleccionaba armas de fuego antiguas desde que tenía nueve años y quería mantener su vasta (y cara) colección lejos de las manos incorrectas.
Construyó entonces una caja fuerte dentro de su cama para esconder las armas, creando así el primer prototipo de lo que actualmente su empresa -Heracles Research Corporation- vende bajo el nombre de BedBunker. Las camas no sólo esconden armas de fuego sino que también protegen a sus propietarios de ellas , ya que son a prueba de balas. Hoy en día, la compañía de Texas ofrece una amplia gama de cajas fuertes ocultas bajo distintos tipos de muebles: BedBunker, CouchBunker, TableBunker, ClosetBunker, e incluso TruckBunker y ConsoleBunker. Los sofás, cuyo precio oscila entre US$ 7.780 y US$ 10,720, están hechos de un material textil que puede detener las balas.
Heracles es una de varias empresas que han comenzado a fabricar artículos para el hogar a prueba de balas en los últimos años.
El alto precio de sus sofás refleja quiénes son sus clientes : “Ninguno de mis clientes es indigente”, dice Adrain.
Los muebles a prueba de balas se comprueban en entornos controlados, pero poco se sabe acerca de cómo los compradores los usarían efectivamente en un tiroteo. “No sé si alguien haya tenido que usarlos”, dice Adrain. Los cojines para sofás Heracles están diseñados con manijas y son lo suficientemente livianos como para levantarlos y usarlos como escudo.
El interés por la gama de productos que fabrica ha aumentado , dice Adrain, lo que coincide con un creciente interés nacional por la compra de armas de fuego. Según el FBI, la compra de armas subió un 38 por ciento en diciembre del 2015 con respecto al año anterior. “La gente está preocupada por la Segunda Enmienda. Y cuando más armas compra, compran también más cajas fuertes”, agrega.
Las ventas de barreras balísticas se duplicaron desde el 2014 al 2015 en Ballistic Furniture Systems, según su máximo responsable ejecutivo, Jeffrey A. Isquith. La empresa, de cinco años de antigüedad, trabaja principalmente con clientes comerciales tales como hospitales, minoristas y hoteles, pero ha comenzado a recibir pedidos para equipar cuartos de seguridad en casas de familia. La conversión de un cuarto de 400 pies cuadrados en un espacio resistente a las balas tendría un costo estimado entre US$5.000 a $10.000.
Isquith atribuye el crecimiento de su empresa a la exitosa combinación de experiencia en balística y conocimientos de diseño: “A nadie le gusta que tenga el aspecto de un banco, ni que se parezca a una zona de guerra. Desean un ambiente agradable y que no se sepa dónde está (la barrera)”. La compañía diseña la barrera balística fácilmente integrada a una variedad de estilos de diseño.
Abbas Haider, fundador de la empresa de protección personal Aspetto, en Virginia, cree que el interés por los muebles resistentes a las balas va a ir en aumento a partir del escenario político. “El ambiente político está muy caldeado, en especial cuando la gente ingresa armada a los edificios del gobierno”, dice Haider haciendo referencia a la reciente ocupación de un refugio federal de vida silvestre en Oregón.
Todos los clientes de estos productos comparten una profunda preocupación por la seguridad. “Si podemos ayudarlos, si podemos salvar a alguien”, dice Darren Osdin, máximo responsable ejecutivo de Osdin Shield, que fabrica muebles a prueba de balas hechos a mano. “Entonces creo que habremos hecho un buen trabajo”.