Sólo para amantes de la moda: Una mirada a Alexander McQueen

El museo Victoria & Albert acoge la mayor retrospectiva sobre el diseñador que se quitó la vida en 2010. Belleza salvaje o los límites de su moda .

En pasarela. Alexander McQueen y algunas prendas de su propiedad
En pasarela. Alexander McQueen y algunas prendas de su propiedad

Se perfila como una exposición de récords: 45.000 entradas vendidas por anticipado, fechas ampliadas aun antes de inaugurar (hasta el 2 de agosto) y la que ocupa más espacio en la historia del Victoria & Albert Museum.

Una expectación justificada por la llegada a casa de la belleza salvaje de Alexander McQueen (Londres, 1969-2010), una muestra que se estrenó en el Metropolitan de Nueva York en 2011 y arrasó.

La retrospectiva, ampliada para la cita londinense, recopila 200 prendas y accesorios, algunos no exhibidos hasta el momento, cedidos por particulares, como Katy England y Annabelle Neilson, así como de la Isabella Blow Collection. La puesta en escena es fiel a sus espectáculos sobre la pasarela.

De ello se encargan quienes fueron sus colaboradores, como explica Claire Wilcox, comisaria de la muestra: “Estamos encantados de trabajar con Gainsbury and Whiting, productores de todos los shows desde 1996.

Contar con la gente de confianza de McQueen era fundamental para asegurarnos de que la exhibición alcanza el sentido del espectáculo que era sinónimo de sus desfiles.

Cada galería tiene una banda sonora elegida por John Gosling, que así lo hizo para la mayoría de sus desfiles, y se proyectarán imágenes de ellos”. Incluido el holograma a escala real de Kate Moss con el que sorprendió en 2006.

En opinión de Wilcox,“McQueen era un maestro de la sastrería, que aprendió en Savile Row (con Anderson&Sheppard y Gieves&Hawkes), y un visionario que siempre forzaba los límites de la moda.

Vestidos hechos con conchas de navajas, faldas de madera, corpiños de cristal… demuestran sus ideas atrevidas y el deslumbrante uso de los materiales, pero siempre enraizado en la artesanía del más alto nivel”.

En apenas 10 años se convirtió en uno de los diseñadores más respetados del mundo. “La falta de recursos en los primeros años le hizo innovar y experimentar con los materiales, desde rasgarlos a manipularlos con químicos.

Con sólo 26 años trabajó para Givenchy lo que le permitió tratar con delicados chifones, lujosos jacquards… que incorporó a su propia línea. Es fascinante ver a lo largo de la exposición cómo fue evolucionando su carrera”, relata la comisaria.

De hecho, la retrospectiva hace especial énfasis en sus inicios en Londres que, en opinión de Wilcox, “McQueen ayudó a cimentar como ciudad de rebeldes de la moda”.

Estructurada alrededor de sus constantes temáticas (romanticismo, el gótico victoriano), hace un recorrido desde la colección con la que se graduó en la escuela Central Saint Martins (en 1992) que cosía pelo humano en el forro de las chaquetas.

Muy acertadamente se titulaba Jack The Ripper Stalks his Victims. “Era una alusión al memento mori y al comercio con cabello humano que triunfaba en la era victoriana, un periodo que fascinaba particularmente a McQueen. Sus ideas eran a veces políticas, a menudo provocadoras, pero siempre irresistibles”.

El punto final son las futuristas propuestas de Plato’s Atlantis, la última que finalizó antes de su suicidio. “Tenía una narrativa futurista que exploraba la involución de la humanidad hasta convertirse en criaturas acuáticas. No se había visto algo así antes, los estampados digitales sobrecogían y fusionaban el interés de McQueen en la naturaleza y la tecnología”.

Mención aparte merece el espacio Cabinet of Curiosities donde se muestran piezas únicas realizadas por McQueen junto a otras mentes creadoras, como el sombrerero Philip Treacy, que recuerda “el excitante reto” que suponía trabajar con él.

La palabra strong es la que más repite al referirse a su colaboración que se extendió durante 15 años y muchas cabezas. “Hizo de la moda algo sensacional; no se trataba de ver ropa arriba y abajo, sino de auténticas fashion performances”.

El joyero Shaun Leane participa en el homenaje con 28 piezas, tan icónicas como el corsé de anillos metálicos (1999), algunas de las cuales ha restaurado para la cita.

“En mi opinión, Lee era un genio que cambió la silueta de la moda . Tenía un equipo de gente para cada elemento de la colección, él era el compositor. Tenía una visión y sabía cómo inspirarnos a todos para crear lo mejor”, recuerda.

Leane le debe mucho a McQueen, tanto que le reconoce mérito en su transformación de orfebre en auténtico diseñador de joyas. “Yo hacía anillos de diamantes y tiaras cuando le conocí.

Cuando me contactó para crear piezas para sus desfiles, al principio me sentí intimidado. Tenía que adaptar la escala para la pasarela y experimentar con otros materiales. Él me animó. Una vez que entrabas en su longitud de onda era cuando se creaba belleza”. Salvaje.

Diario Expansión de España
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

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