El ascenso de Netflix ha sido acogido con frialdad por parte de la vieja guardia del festival de cine de Cannes, donde la indiferencia del gigante estadounidense del streaming por lanzar sus películas en cines le gana pocos amigos. Se le veía algo más a gusto el 21 de mayo, cuando las luces se encendieron en el teatro Louis Lumière.
Las estrellas de su propia película, “The Meyerowitz Stories (New and Selected)”, un drama de comedia, recibieron una ovación de pie de la audiencia. Ted Sarandos, jefe de contenidos de Netflix, estuvo junto a Dustin Hoffman, Ben Stiller y otros miembros del reparto. Los asistentes al festival se empujaban para hablar con él en una elegante fiesta.
Este es el primer año que Netflix ha sido admitido en la competencia del festival, con dos películas, “The Meyerowitz Stories” y “Okja”, dirigida por Bong Joon-ho de Corea del Sur. Sin embargo, la voz de protesta de los ejecutivos de la industria cinematográfica francesa llevaron a Thierry Frémaux, director del festival, a declarar que, en el futuro, sólo las películas con un estreno garantizados en los cines de Francia podrán calificar para el premio Palme d’Or.
Pedro Almodóvar, director de cine y presidente del jurado, se quejó de que no podía imaginar un ganador que sólo pudiera ser visto en la pantalla chica. Durante una proyección de “Okja” para la prensa, el logotipo de Netflix fue recibido con un toque de abucheos.
La controversia se convierte en una cuestión existencial, algo lógicamente adecuado para los franceses: si una película nunca se exhibe en los cines, ¿sigue siendo una película? El paso de Netflix por Cannes este año sugiere que la mayoría de los tipos de películas, por lo menos, responden con un rotundo “sí”.
Productores, directores, actores y financistas de cine independiente, incluyendo los locales, consideran a Sarandos como, en efecto, un jefe de estudio de Hollywood, pero que invierte mucho dinero en películas independientes.
Ahí está la trampa. En esta era de secuelas de superhéroes de Marvel y series derivadas de Harry Potter, las películas ‘indie’ luchan por clientes. El retorno promedio de una película de bajo presupuesto en la taquilla estadounidense es de 45 centavos por dólar.
Con 100 millones de suscriptores en todo el mundo, Netflix utiliza diferentes cálculos para justificar sus inversiones, incluyendo si una película funciona para un segmento específico de clientes. Y tiene mucho dinero en efectivo. Netflix gastará más de US$ 7,000 millones en contenido este año.
Los críticos lamentan que nadie vea las películas de Netflix en un cine. (Amazon, su gran rival en el streaming de vídeo, ha decidido apoyar la distribución prioritaria en cines, y Netflix en ocasiones pone películas en cines en algunos países.) La crítica es especialmente política en Francia, la cuna del cine.
Si bien Netflix tiene un modelo de negocio que puede financiar menos películas comerciales y pseudoartísticas, el gobierno de Francia subvenciona fuertemente esta producción. Impone un “impuesto sobre la cultura” en los cines y los organismos de radiodifusión y también obliga a las redes de televisión a invertir en cine.
Otra parte del sistema es un retraso de tres años entre el lanzamiento de una película en los cines y su disponibilidad a través de los servicios de Internet, que protege los cines y los formatos de medios físicos.
Ese retraso fue el escollo entre Netflix y Cannes. Sarandos dice que Netflix intentó y no obtuvo una dispensa para que sus películas en el festival pudieran aparecer en los cines por poco tiempo. No importa. A pesar de la decisión de Frémaux, Sarandos espera volver a competir en Cannes.
Será difícil para los aficionados al cine del festival seguir oponiéndose al argumento de Stiller: que mientras él quiere ver películas en los cines, “los estudios no están haciendo las películas que Ted está haciendo”.