Montevideo (Reuters).- Consumidores registrados en Uruguay comenzaron el miércoles a comprar marihuana para uso recreativo en las 16 farmacias autorizadas para la venta, tres años y medio después desde la aprobación de la ley que permite la producción y comercialización de cannabis bajo supervisión estatal.
Uruguay, con 3.3 millones de habitantes, es la primera nación en legalizar todo el proceso, desde la producción hasta la venta libre y directa de marihuana al público, con el Estado como figura central de regulación.
“Podíamos fumarla pero ni comprarla ni plantarla y ahora llegamos a un punto donde están garantizados los derechos como consumidores y la libertad de consumir”, dijo Xavier Ferreyra, un empleado público de 32 años, tras adquirir su primer paquete sellado de 5 gramos por US$ 6.5.
El cannabis oficial puede ser comprado desde el miércoles en cualquiera de las farmacias adheridas hasta el momento, siempre y cuando el consumidor se haya registrado ante el Estado. Cada farmacia dispone de un stock máximo de dos kilos, o 400 paquetes, que debe conservar bajo llave.
“Para mí es una oportunidad de tener más clientes, como negocio puede ser más rentable”, dijo Sebastián Scaffo de 33 años y propietario de la farmacia Tapie, una de las cuatro que vende marihuana en Montevideo, donde se concentra el 60% de los 4,959 usuarios registrados a nivel nacional.
Sin necesidad de identificarse ni presentar documentos, los consumidores registrados ahora pueden acceder mediante su huella dactilar a las dos variedades de marihuana que estarán a disposición, llamadas “Alfa 1” y “Beta 1”. Cada persona podrá comprar un máximo de 40 gramos al mes para consumo propio.
Especialistas sostienen que el efecto psicoactivo será leve, considerando el bajo nivel de THC presente en ambas variedades. “Espero equivocarme, pero todo indica que el pegue será bajo teniendo en cuenta los componentes”, dijo la presidente de la Sociedad Uruguaya de Endocannabinología, Raquel Peyraube.
Competencia con mercado ilegal
La vanguardista iniciativa surgió durante el mandato del expresidente José Mujica, un exguerrillero que promovió una agenda de derechos progresista, con el objetivo de combatir al narcotráfico desde una perspectiva no prohibicionista que acaparó la atención del mundo.
Uruguay ha avanzado a paso lento en la materia, en momentos en que otros países también alivian sus normativas. Entre las naciones que flexibilizaron sus leyes en el último tiempo figuran Canadá, Estados Unidos, México, Jamaica, Colombia, Chile, Perú, Paraguay, Brasil, Argentina y Ecuador.
La marihuana que llega a las farmacias de Uruguay es elaborada, envasada y distribuida por dos empresas autorizadas por el Estado a producir un máximo de 2 toneladas anuales bajo estrictas condiciones que permiten vigilar el producto desde la semilla hasta el consumo de la flor.
“Me parece desde el punto de vista sanitario la mejor opción y decidí anotarme cuando me cansé de la porquería que se suele conseguir a precio barato”, dijo al salir de una farmacia un estudiante de 30 años bajo condición de anonimato.
En el mercado ilegal, 25 gramos de cannabis de buena calidad cuestan entre 70 y 100 dólares, mientras que el prensado paraguayo, de dudosa procedencia, vale unos 24 dólares.
Para dar pelea al mercado informal, las autoridades buscan garantizar el seguimiento del cannabis oficial, de venta exclusiva a ciudadanos uruguayos, quedando vedado el acceso de extranjeros o su comercialización fuera de fronteras.
La venta en farmacias es la última fase de un plan de legalización que también autorizó el cultivo de hasta seis plantas de marihuana en el hogar o integrar un club de fumadores donde los usuarios acceden a cannabis de alta calidad.