Vehículos más seguros pueden dificultar atentados terroristas

El problema de las herramientas tradicionales no es que sean ineficaces sino que se las está usando al máximo de su capacidad.

(Foto: Reuters).
(Foto: Reuters).

Bloomberg.- “Ya basta”, declaró la primera ministra del Reino Unido Theresa May después del atentado terrorista del sábado a la noche en Londres, el tercero de este año. Pero lo que propuso para frenar los ataques terroristas fue, en definitiva, algunas restricciones a la libertad de expresión, más facultades para las fuerzas de seguridad y sentencias más largas para los delitos relacionados con el terrorismo: la misma vieja caja de herramientas que se usa desde hace casi dos décadas.

Hay otras medidas eficaces que casi nunca se mencionan, como asegurarse de que los autos y los camiones estén equipados con sistemas que dificulten convertirlos en un arma. Dado que Londres ahora ha tenido dos atentados en los que se usaron vehículos para atropellar a peatones, es sorprendente que eso no se haya planteado.

El problema de las herramientas tradicionales no es que sean ineficaces sino que se las está usando al máximo de su capacidad.

El Reino Unido hace poco sancionó la Ley de Facultades de Investigación, la legislación de vigilancia más amplia del mundo occidental. Ha puesto en práctica numerosas medidas antiterroristas, en especial desde el 11 de septiembre y los atentados de Londres de 2005.

El líder del Partido Laborista Jeremy Corbyn ataca a May por tratar de “proteger al público gastando poco” pero, si bien hubo una reducción de la cifra total de actividades de vigilancia durante la gestión de May como secretaria del Interior, esa tendencia últimamente se revirtió y la policía ha logrado prevenir una serie de ataques. El sábado actuó de manera sumamente eficiente, disparando contra los terroristas apenas ocho minutos después de que se la convocara.

May habla de “regular el ciberespacio” para que a los ideólogos radicales les resulte más difícil predicar online. Esa, posiblemente, sea un área en la que las medidas antiterroristas no se hayan llevado a un límite en Occidente debido a la preocupación por la libertad de expresión. Pero la experiencia de países que no tienen reparos muestra que es un callejón sin salida.

Rusia, que hace poco se vio sacudida por un gran atentado en el metro de San Petersburgo, tiene algunas de las leyes más duras del mundo en materia de censura en internet. Si bien es perfectamente lógico regular los medios sociales del mismo modo que las emisoras de TV, los agitadores terroristas tienen muchas otras oportunidades de llegar a su público, desde el correo electrónico al spam de mensajería online y la vasta “red oscura” que los gobiernos no pueden regular.

Los gobiernos deberían ofrecer reacciones menos genéricas ante las formas que está asumiendo el terrorismo. De los tres atentados británicos de este año, dos comenzaron como intentos de atropellar gente con vehículos. Esta es una práctica terrorista cada vez más frecuente que hace poco también produjo sangrientos resultados en Niza, Columbus y Berlín.

Al menos esta parte de los ataques (aunque no los posteriores apuñalamientos) se podría haber evitado o al menos atenuado usando tecnología moderna conocida como freno de emergencia autónomo (AEB por sus siglas en inglés). Es una tecnología que en general salva vidas y que ha demostrado reducir 38% los choques traseros.

En sus formas actuales, detiene un vehículo antes de que arrolle a un peatón. En Berlín, el camión que usó Anis Amri para irrumpir en un mercado navideño en diciembre pasado estaba equipado con un sistema AEB; este finalmente detuvo al vehículo, evitando más muertes que las 12 víctimas finales. El motivo de que no se detuviera antes es que el conductor puede hacer caso omiso de la advertencia inicial del sistema y anularlo durante un breve lapso. En ese caso, los frenos entran en acción después de la colisión.

La norma europea, adoptada en 2012, exigía que todos los vehículos nuevos estuvieran equipados con AEB a partir de 2015. Dispone que el conductor debe poder anular la función de frenado automático. Esto último no fue un problema en el caso de Amri: aparentemente ni siquiera tuvo en cuenta si el camión polaco que comandaba estaba equipado con ese sistema anti-colisión. Pero los reguladores claramente les harían la vida más difícil a los terroristas que planearan convertir los vehículos en armas si exigieran que los sistemas no pudieran desactivarse manualmente cuando es inminente una colisión con un ser humano. Eso no haría que los autos fueran más peligrosos: la tecnología actual permite que el vehículo “vea” toda la gama de opciones de una situación peligrosa de manera más eficaz que un conductor humano.

La norma de la UE fue un importante paso (en los Estados Unidos, las automotrices han acordado con los reguladores equipar todos los autos nuevos con AEB sólo en 2022). Antes de que la ley entrara en vigencia, sólo venía con freno de emergencia autónomo alrededor del 32% de los autos nuevos que se vendían en los Países Bajos, el 25% de los de Alemania y el 21% de los del Reino Unido. Prohibir la desactivación manual sería otra medida útil.

Obviamente, sigue habiendo una gran cantidad de vehículos de más antigüedad que los terroristas pueden elegir. El auto promedio que circula por las calles europeas tiene casi 10 años. Eliminarlos gradualmente de forma más veloz sería una medida enormemente impopular pero es probable que se pueda convencer al público de implementarla, en especial si el canje de los viejos vehículos por los nuevos se subsidiara, como se hizo en muchos países durante la crisis financiera mundial.

Reducir el abanico de opciones fáciles para un terrorista artesanal no es despreciable. Es el principio en que se basa la seguridad de las aerolíneas, por ejemplo. Si se hubiese obligado por ley a las compañías de alquiler de autos y otras flotas comerciales a usar vehículos equipados con AEB, el atentado del sábado (en el que se usó un auto alquilado a Hertz) se podría haber atenuado.

La alternativa no tecnológica –que se usa ampliamente en Turquía e Israel, donde los autos convertidos en armas pasaron a ser una realidad antes que en Occidente- es instalar bolardos y otras barreras para vehículos en los sectores de las ciudades donde es probable que ataquen los terroristas o el número de víctimas pueda ser alto. Esto ya se hace en torno a los puntos turísticos más concurridos de Londres. Berlín encargó barreras diseñadas en Israel después del ataque al mercado navideño. Pero esa estrategia tiene límites en las zonas públicas de muchas viejas ciudades europeas.

Los países que tienen leyes sobre armas más estrictas –como el Reino Unido- tienen menos actos de violencia donde se las usa. En esos países, quienes quieren cometer actos terroristas prefieren soluciones más fáciles. Si hubiera normas de seguridad vehicular más estrictas y más esfuerzos conscientes de hacer que las calles estuvieran más a salvo de los actos terroristas con vehículos, se reduciría el número de muertes por ataques como la serie reciente.

Esto obviamente no excluye la necesidad de solucionar problemas más complejos como las fallas en la integración económica y cultural de los inmigrantes o la aterradora eficiencia de la propaganda terrorista. Pero, en temas de seguridad, tratar los síntomas es una respuesta inmediata inteligente, probablemente más inteligente que imponer una censura más estricta en internet.

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial ni la de Bloomberg LP y sus dueños.

Nota Original: Safer Vehicles Can Make Terror Attacks Harder: Leonid Bershidsky

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