Cómo apoyar el bienestar financiero futuro de los niños

Especial TU DINERO. La habilidad de inhibición, la flexibilidad cognitiva y la memoria de trabajo permiten la toma de decisiones orientada al cumplimiento de las metas financieras.

Recientemente, frente a conceptos tradicionales de educación financiera, el concepto de bienestar financiero busca incorporar elementos que determinan la capacidad para tomar control sobre la condición financiera presente y futura.

En una amplia definición de la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor en Estados Unidos, el concepto abarca “la capacidad de tener control sobre las decisiones y acciones financieras cotidianas, la capacidad para enfrentar choques financieros, la posibilidad de alcanzar metas financieras realistas y contar con la libertad financiera para tomar las decisiones que permitan el disfrute de la vida”.

Los estudios para determinar cuáles son los elementos para alcanzar el bienestar financiero son múltiples, pero la mayoría coincide en que es crucial el desarrollo de habilidades, no necesariamente financieras —durante la infancia y la juventud—, que posibiliten el bienestar financiero en la edad adulta.

De acuerdo con la investigación “Foundations of Financial Well-Being”, uno de estos elementos es el desarrollo en los niños y jóvenes de habilidades relacionadas con la llamada función ejecutiva, que se refiere a los procesos cognitivos relacionados con la regulación, el control y la habilidad para resolver problemas, planear detalladamente y ejecutar decisiones.

Refuerzan esta idea tanto los estudios que muestran que en casos avanzados de Síndrome de Déficit de Atención (en los que la función ejecutiva se ve limitada) existe una alta preponderancia de errores financieros como adulto, como aquéllos de seguimiento a niños desde su nacimiento hasta después de los 30 años, en los que se encontró que quienes en la infancia mostraban mayor capacidad de autocontrol tenían como adultos un mejor comportamiento financiero.

Tres de los aspectos que conforman la función ejecutiva centrales para alcanzar el bienestar financiero son:

– La capacidad de inhibición. La habilidad para mantenernos enfocados en una tarea frente a distracciones externas o internas, relacionada con el autocontrol que se desarrolla desde la infancia y que determina la forma en que enfrentamos decisiones y problemas en nuestra edad adulta.

Entre mayor es la capacidad de inhibición, mayor será la habilidad para tomar decisiones y administrar las emociones cuando se trata de temas financieros, por lo que desarrollar habilidades de concentración y de autocontrol en los niños es fundamental para su vida financiera futura.

– Flexibilidad cognitiva. La habilidad para resolver un problema (en este caso financiero) utilizando diferentes aproximaciones, la cual está relacionada tanto con la creatividad como con la habilidad de modificar el comportamiento ante situaciones diferentes.

Enseñar a los niños que el mundo no es unidimensional y que los temas tienen varias visiones y formas de abordarlos es fundamental. De acuerdo con la psicología infantil, enseñar a los niños a resolver problemas cotidianos de diferentes formas (como abrocharse las agujetas a través de métodos diferentes) o el aprendizaje matemático simple, que permite resolver correctamente problemas de distintas maneras, son fundamentales para esta habilidad.

Memoria de trabajo
En términos informáticos se refiere a una especie de memoria RAM que ocupamos para manejar múltiple información de corto plazo para la atención de un problema específico. Esta memoria funciona, por ejemplo, recuperando múltiples experiencias anteriores y mezclándolas para enfrentar una nueva situación.

De acuerdo con la investigación, en conjunto, la habilidad de inhibición, la flexibilidad cognitiva y la memoria de trabajo permiten en la edad adulta la toma de decisiones orientadas al cumplimiento de las metas financieras personales. Por ello, estos elementos centrales deben ser reforzados en los niños, enfatizando la conducta que permanecerá en nuestros hijos; no aquélla que verbalmente les dictamos, sino la que con el reforzamiento de una conducta cotidiana y permanente hacemos parte de su propia conducta futura.

Diario El Economista de México
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

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