Todos nos hemos desviado alguna vez de nuestro camino, muchas veces sin quererlo y en ocasiones sin darnos cuenta. Pero pasa. Somos humanos y en ocasiones tenemos que enfrentar situaciones y decisiones importantes que exigen todo nuestro enfoque.
Entonces, descuidamos cosas que teníamos quizá muy dominadas. Pasa cuando salimos de viaje y comenzamos a descuidar nuestra alimentación. O cuando dejamos de hacer ejercicio dos o tres días porque llegamos demasiado tarde y agotados por compromisos sociales.
Algunas veces corregimos esto de manera inmediata y no pasa nada. Pero en ocasiones, lo vamos postergando hasta que, cuando nos damos cuenta, ya hemos cambiado nuestros hábitos, y por lo tanto, no es fácil volver atrás: debemos volver a sustituir un hábito por otro, lo cual requiere esfuerzo y dedicación.
Muchas personas han dejado de registrar sus gastos y, cuando se dan cuenta, ya han perdido el control sobre su propio dinero. El problema es que uno está tan distraído con mil cosas, que es fácil que nos olvidemos de hacerlo y nos cuesta mucho trabajo adquirir de nuevo esa costumbre para hacerlo como antes: sin pensarlo y de manera automática.
Lo mismo puede pasar con el seguimiento a nuestras inversiones, o con nuestro plan para salir de deudas; en fin, con tantos aspectos de las finanzas personales y de la vida.
¿Qué hacemos para lograrlo? A continuación, algunos consejos para encontrarnos de nuevo con nuestras finanzas personales:
1. Encontrar la motivación. No podemos cambiar un hábito sólo por obligación o imposición, debemos convencernos a nosotros mismos de que eso que estamos haciendo nos acercará más a nuestros valores y hacia un objetivo que sea verdaderamente importante.
En este sentido, veamos qué es lo que ha cambiado. ¿Cómo nos ayudaba el hecho de llevar un control de nuestros gastos o de nuestras inversiones? ¿Por qué queremos volver atrás? Nosotros mismos tenemos la respuesta que necesitamos para encontrar esa motivación.
2. Empezar hoy. Muchas veces nos engañamos a nosotros mismos diciendo: “Empezaré el próximo mes”. Cuando nos damos cuenta ya estamos a día 10, por lo que nos justificamos: “Este mes no pude, pero el próximo sí lo hago”. Si tomamos una decisión, cualquiera que eésta sea como cuidar nuestra alimentación, empezar a hacer ejercicio o tomar más agua, empecemos hoy. No mañana, no a partir de la siguiente semana. Hoy.
3. Ponerlo por escrito. Es importante escribir lo que queremos hacer, y si podemos, ponerlo en nuestro calendario como una cita, o en nuestra lista de pendientes para el día.
4. Revisar nuestra lista al empezar y terminar el día. Revisar nuestros pendientes al empezar el día nos ayuda a enfocarnos en lo que tenemos que hacer. Al terminar el día, podemos darnos cuenta si lo hicimos o no e incluso corregirlo.
Por ejemplo: si no hicimos ejercicio en la mañana podemos hacerlo al terminar el día. O bien, si nos excedimos en nuestra alimentación, podemos por lo menos cuidar lo que vamos a cenar. Si omitimos registrar alguno de los gastos del día, podemos corregirlo en ese momento.
5. Dar un seguimiento. Dicen los expertos que para cambiar un hábito se requiere hacer una misma actividad por 21 días consecutivos. Nuestro reto es hacerlo, no importa cuánto nos tardemos. Por ello es importante dar un seguimiento y registrar en nuestro calendario (o incluso hay aplicaciones para ello) una palomita cada día que logramos nuestra meta. Una vez que tengamos 21 palomitas consecutivas, podremos pensar que ya estamos, como se dice popularmente, “del otro lado”.
6. Tolerar la frustración. Es muy fácil equivocarnos o darnos cuenta de que en un momento dado no hicimos lo que teníamos que hacer. No le demos demasiada importancia al asunto porque esto a veces nos hace tirar todo por la ventana. Sigamos mañana que será otro día. Pero hay que hacerlo.
Más del Especial TU DINERO: