En la investigación psicológica se define el arrepentimiento como la emoción que siente una persona cuando percibe que un resultado pudiese haber sido mejor si hubiese actuado o decidido de forma diferente.
Diversos estudios muestran que uno de los efectos de arrepentimiento más notorio se produce cuando la persona queda muy cerca de alcanzar la meta que se había planteado.
Así, por ejemplo, las personas tienen un remordimiento mayor cuando un avión los deja por cinco minutos de retraso, que cuando su demora es de media hora. Ello se magnifica cuando se tiene la sensación de que lo perdido es muy grande, incluso cuando no se tuvo una pérdida absoluta.
Por ello, un estudio mostró que un medallista de plata siente arrepentimiento frecuentemente, porque percibe haberse quedado cerca de alcanzar el oro; mientras que un medallista de bronce percibe una sensación de bienestar mayor porque logró alcanzar una de las posiciones de privilegio.
Este tipo de arrepentimiento en temas financieros se presenta cuando las personas se quedan cortas para alcanzar algún objetivo, como ahorrar para el enganche de una casa o pagar la tarjeta de crédito en un mes dado que perciben que un conjunto de decisiones menores les impidió alcanzar el objetivo deseado.
Otra de las condiciones que generan arrepentimiento en las personas es lo que se percibe como oportunidades perdidas. Las personas tienden a presentar arrepentimientos mayores cuando lamentan haber dejado de hacer algo que, perciben, les hubiera permitido mejorar su situación actual.
En un sentido negativo e inmediato, este tipo de remordimiento impulsa a muchas personas a comprar en condiciones de oferta para evitar después la percepción de que no aprovecharon la oportunidad.
Sin embargo, en una visión más favorable, este tipo de remordimiento puede enfocarse para impulsar decisiones, particularmente tratándose de personas que, como la mayoría, tendemos a procrastinar y a dejar para después decisiones y acciones.
Ello se alcanza buscando reflexionar sobre escenarios futuros en los que no se tomó la decisión y tratar de sentir la emoción de arrepentimiento resultante; ello puede ayudar a tomar en el corto plazo las decisiones correctas.
Algunos de los tipos de decisiones financieras que generan mayor arrepentimiento son, por ejemplo, las relacionadas con la compra de productos o servicios que claramente están fuera del presupuesto y flujo de ingreso de la persona, lo que genera un desequilibrio cuyas consecuencias se prolongan en el tiempo.
Otra circunstancia que genera importantes arrepentimientos en términos financieros se refiere a la falta de decisión en la contratación de mecanismos de protección patrimonial como los seguros de gastos médicos. Ello, en virtud de que, en caso de requerirse y no contarse con dicho servicio, puede presentarse una futura destrucción patrimonial sumamente negativa.
Un tercer elemento que genera arrepentimiento de largo plazo se refiere a la planeación del retiro. Dado que se trata de un conjunto de decisiones y acciones sostenidas a lo largo de muchos años, el inicio tardío de la planeación o no tomar todas las acciones y decisiones asociadas al mismo provocan consecuencias negativas que cuestionan las decisiones que se tomaron a lo largo de periodos prolongados.
La utilización del remordimiento como una acción controlada puede ayudar a tomar mejores decisiones o a evitar incurrir en las equivocaciones del pasado; pero la acumulación del arrepentimiento al largo plazo no sólo genera afectaciones psicológicas, sino que puede conducir a sostener un patrón de malas decisiones futuras.
En un sentido psicológico y de vida, una de las mejores formas de evitar el arrepentimiento futuro es vincular las decisiones de la persona con los temas que le son apasionantes y que más sentido de autotranscendencia le provocan. Trabajar por el desarrollo propio, para apoyar a la familia y ayudar a otros, nunca generará arrepentimientos futuros.
Diario El Economista de México
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)