Finanzas y sustentabilidad, sin contradicciones

En compañías con criterios de sustentabilidad maduros, las finanzas logran alinearse a ellos. La clave: una mirada estratégica del nivel directivo.

Irreconciliables diferencias? Tomar decisiones sustentables dentro de la empresa podría parecer antagónico a primera vista con los criterios financieros que buscan la rentabilidad del negocio por encima de todo. Sin embargo, “no debería haber contradicción entre los criterios de sustentabilidad y los financieros si se trata de una empresa madura en términos de desarrollo sostenible”, explica Marcelo Iezzi, líder de la práctica de Desarrollo Sostenible de PwC. Esto es, la empresa no desarrollaría acciones sustentables negativas financieramente y tampoco sus actividades rentables provocarían pérdidas en términos de sustentabilidad.

Pero, ¿cómo se relacionan ambos criterios? La clave está en la estrategia de la organización; más específicamente a niveles de dirección. “La sostenibilidad no puede ser impulsada y sostenida en un proceso de bottom-up dentro de las compañías, debe ser buscada desde la dirección”, dice Iezzi.

Para muchos financieros los temas de desarrollo sostenible son una novedad. “Incorporaron estos temas pero aún deben recorrer un largo camino; es un área que rinde resultados en forma muy exigente y frecuente, más si la empresa cotiza en Bolsa, por lo que esa tensión corto-largo plazo está”, explica Iezzi.

Así, la coordinación de ambos criterios se da naturalmente si la visión estratégica de la empresa incluye objetivos de sostenibilidad y el monitoreo del cumplimiento lo realiza el órgano de gobierno de la firma que sigue tanto los temas financieros como los de sostenibilidad.

“Cuando las políticas de sustentabilidad constituyen un valor fundamental en la organización, el área financiera genera herramientas que dan soporte a los lineamientos definidos, esto se lleva a cabo desde el momento que se realiza la selección de un proveedor hasta en la generación de información que ayude a tomar decisiones”, dice Alejandra Torres,del Centro de Sustentabilidad de la Universidad de Siglo 21, quien cree que si las definiciones en torno a la sustentabilidad se encuentran alineadas a la estrategia de la organización, no hay duda que estas tendrán un impacto positivo en el área financiera.

Por ejemplo, desarrollar proveedores locales, que suministren los recursos en las condiciones establecidas tiene beneficios no sólo financieros: minimizan el costo logístico y la generación de huella de carbono, genera empleo y mejora el impacto en la economía local.

Desde la transparencia hasta la gestión de riesgos
En muchas maneras, rendir cuentas de la información de sustentabilidad es un reflejo de la función de contabilidad financiera. Por ejemplo, una compañía le compra agua a una empresa de servicios públicos. Esta transacción se convierte en un registro de su consumo de agua y proporciona una métrica para su impacto ambiental.

Y si la compañía tiene un buen desempeño, no solamente mantiene sus clientes esperables, sino que atrae a aquellos que valoran su desempeño. ¿Un ejemplo? Según las Encuestas de Desarrollo Sostenible de PwC, el cliente con consciencia de evaluación de desempeño en temas de sostenibilidad no quiere pagar más por productos de firmas responsables pero está decidido a dejar de comprar a aquellas con malos desempeños.
Si la sostenibilidad está embebida en la estrategia de la organización no hay contradicción posible con la visión financiera.

En ese camino también está Kimberly-Clark. Según Fernando Hofmann, director de Asuntos Legales y Corporativos, la firma equilibra sus metas financieras con el desempeño social y ambiental y establecen objetivos que integren el impacto ambiental con las decisiones de negocio.

Por ejemplo, buscan el crecimiento del negocio, reduciendo al mismo tiempo las emisiones de gases o el consumo de agua y energía eléctrica. “Nuestra gestión de sustentabilidad durante el proceso de producción impacta en las finanzas ya que también supone ahorros económicos y reduce la presión sobre los recursos naturales”, dice Hoffman. Por ejemplo, la firma disminuyó el consumo de energía 3% en el último año en sus tres plantas, mejorando los equipos y realizó mejoras en el packaging y en sus productos, en el caso del papel higiénicos usando tecnología smart cut.

“Cuando se toma el compromiso de una gestión más sustentable, las decisiones deben considerarse a largo plazo y superar la búsqueda de rédito financiero cortoplacista”, explica Hoffman. Por ejemplo, se decidió avanzar en envases eco amigables -elaborados en su mayor parte con polietileno verde procedente de caña de azúcar- aunque esta decisión no supone ventajas financieras.

El Cronista – Argentina
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

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