Nuestros extremos y contradictorios errores 
de percepción

Especial TU DINERO. Cada decisión que tomemos es fundamental para tomar las determinaciones que más convengan 
a nuestro interés financiero.

¿Se ha preguntado por qué somos capaces de participar en un sorteo de números cuya probabilidad de ganar es menos de una en 30 millones? ¿O por qué muchas personas no contratan un seguro de auto pensando que a ellos no les va ocurrir un accidente automotriz, cuando la probabilidad de que ello ocurra es razonablemente elevada?

Ambas cosas ocurren —con excesiva frecuencia— porque en las decisiones que tomamos las personas influyen dos sesgos de percepción paradójicamente opuestos; pero ambos con graves implicaciones para nuestra vida y en particular para nuestra vida financiera.

La sobredimensión termina con sus beneficios

En el ensayo titulado “Hacia un marco teórico general para el juicio y la toma de decisiones”, los académicos Davide Marchiori e Itzhak Aharon describen estos sesgos tal como han sido estudiado por distintos economistas conductuales; destacando que las personas tendemos por un lado a sobredimensionar las probabilidades de eventos remotos, particularmente cuando se trata de situaciones que pueden reportarnos un beneficio importante; el ejemplo claro de ello es el de la lotería.

Este tipo de sesgos se presenta con mayor frecuencia en situaciones que nunca hemos experimentado y cuyo conocimiento se tiene sólo por referencias indirectas (pocos conocemos a alguien que se haya sacado la lotería), lo cual disminuye nuestra comprensión práctica de la probabilidad de que ocurra dicho evento.

En el ámbito financiero, decisiones con este sesgo nos llevan a tomar riesgos excesivos al invertir, con expectativas de retornos muy elevados que probabilísticamente es sumamente improbable que ocurran. Se trata de decisiones irracionales que tienen como objetivo generarnos riqueza inmediata y considerable, situación que en los hechos sabemos es extraordinariamente poco frecuente que ocurra.

Por otro lado, está el sesgo que nos lleva a minimizar situaciones de riesgo probable. Cuando una persona toma una decisión cuyo nivel de riesgo es importante, implícitamente está desestimando la probabilidad de que ocurra un evento negativo que comprometa su patrimonio. Este sesgo está detrás de muchas decisiones bursátiles equivocadas o incluso de decisiones de inversión en instrumentos o instituciones de baja confiabilidad, que frecuentemente terminan por provocar la desaparición del patrimonio.

Este segundo tipo de sesgos de percepción ocurren particularmente cuando se trata de decisiones repetidas (que ya antes hemos tomado) en las que malinterpretamos el hecho de que previamente no ocurrió un evento negativo en el corto plazo, con que su probabilidad sea inexistente; lo que nos lleva repetir la conducta incrementando así la probabilidad de que el efecto negativo finalmente ocurra.

Sobresimplificando, imagine que usted lanza una moneda cinco veces seguidas cayendo en “Sello” todas las veces. Ahora imagine que a partir de ello usted interpreta que no hay posibilidad de que caiga “cara” en los siguientes lanzamientos; aun cuando cada nuevo lanzamiento tiene exactamente la misma probabilidad negativa de que (este caso de 50%). Esto que en el ejemplo es muy evidente, no es tan claro cuando tomamos decisiones con escenarios negativos de probabilidad baja pero posible, lo que nos lleva a repetir sostenidamente conductas que gradualmente incrementan el riesgo de un resultado negativo.

Éste sería el caso detrás de una persona que no contrata un seguro de gastos médicos mayores pensando que hasta el momento no lo ha necesitado; sin reconocer que probabilísticamente aumenta con el tiempo la necesidad que tendrá de este instrumento, lo que los pone un riesgo financiero importante.

Aprendiendo a analizar —caso por caso y por su propio mérito— cada decisión financiera que tomemos y evaluando con prudencia las probabilidades reales (positivas o negativas) que cada determinación implica, es fundamental para tomar las decisiones que más convengan a nuestro interés financiero.

Diario El Economista de México
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

Más del Especial TU DINERO:

RELACIONADAS

ÚLTIMA HORA ver todas

BLOGS ver todos

Revolución digitalPablo Bermudez

Bye bye Dubai... ¡Bienvenido NEOM! (1 de 3)

Herejías EconómicasGermán Alarco

Plan Estratégico de Desarrollo Nacional (PED...

El Vino de la Semana

Pisco, amor por el Perú

Te lo cuento fácilAlumnos de la Universidad del Pacífico

Guerra en Ucrania: un breve análisis del fac...

Economía para todosCarlos Parodi

Estados Unidos y China

WALL STREET VER TODOS

Será noticia

JOSÉ ANTONIO MONTENEGRO