Casi todos los días recibo historias de gente que ha adquirido un endeudamiento que da miedo, son historias tremendamente pesimistas y desoladoras.
También recibo preguntas de personas que quieren sacar —a como dé lugar— dinero de su afore; no sólo por matrimonio o desempleo, la única forma de hacerlo, también me preguntan si pueden demandar tener su dinero antes de tiempo.
Siempre les contesto: si crees que necesitas dinero ahora, lo necesitarás más cuando tengas 65 años, no tengas ni un peso y tampoco puedas tener un trabajo que requiera tu capacidad física. Obviamente también les explico que no hay posibilidad de demandar para retirar ese dinero (de hecho, si un abogado se los ofrece seguramente es un intento de fraude para aprovecharse de ellos; que la ley está hecha para protegerlos de sí mismos; que en lugar de intentar sacar deberían hacer exactamente lo contrario: hacer aportaciones voluntarias.
Existen muchísimos estudios que señalan que en el mejor de los casos, si uno cotiza durante 40 años sin perder ni una sola cotización, alguien que gana cinco salarios mínimos recibirá una pensión equivalente a tan sólo 42% de su último sueldo. A medida que el sueldo crece, este porcentaje se reduce. ¿Te imaginas vivir sólo con 42% de lo que hoy ganas? Pero sobre todo de viejito, cuando tienes más necesidades y tu salud se va deteriorando, después de que pasaste toda tu vida trabajando y lo que te gustaría más es poder disfrutar tus mejores años.
Por eso es fundamental que nos preocupemos por ahorrar para nuestro retiro. Se dice que nunca es tarde para empezar, pero la realidad es que mientras más tiempo dejamos pasar, más caro es lograrlo. Si lo hacemos desde que obtenemos nuestro primer trabajo y ahorramos 10% de nuestro salario, durante toda nuestra vida laboral, aprovechando beneficios fiscales y reinvirtiendo el saldo a favor en nuestros impuestos, podríamos lograr un retiro cómodo (tomando en cuenta que además gozaremos de contribuciones obligatorias a la afore según nuestro nivel de sueldo). Quienes no gozan de seguridad social deben pensar en un porcentaje mayor: 15 por ciento.
No obstante, si uno ya tiene 30 años, el porcentaje que debemos destinar para esta meta es mayor. Es precisamente en esa etapa en la que menos podemos hacerlo, porque normalmente formamos una familia o adquirimos nuestra primera casa y nuestros compromisos financieros son elevados. Empezar desde chavo es fundamental.
Si no lo hicimos, pues entonces con más razón dejemos de lamentarlo y empecemos ahora. Pero no lo hagamos a ciegas, pensemos en un coaching en finanzas personales profesional que nos ayude a hacer un cálculo y una proyección, pero además determinar cuánto tenemos que ahorrar para esta meta y en dónde invertir ese dinero de manera eficiente (puede ser en la afore, pero también hay otras opciones y muchas personas pensarán en diversificar); usar una calculadora gratuita para el retiro o una proyección de las que ofrecen algunas afores.
Aun la persona que hoy está sobreendeudada puede hacer un plan para reducir sus deudas y salir de ellas completamente en pocos meses. Claro que requiere un esfuerzo muy grande, porque claramente ha caído en deudas al llevar un tren de vida que no puede pagar y por lo tanto gastar mucho más de lo que gana. Pero se puede y lo he visto muchas veces. Después de terminarlo, puede destinar ese mismo monto que ya usaba para pagar en ahorrar para su retiro.
Si somos afortunados de tener un nivel de ingreso mayor (clase media o superior) debemos pensar obviamente en más, e invertirlo de manera eficiente e inteligente para que valga la pena (de lo contrario el esfuerzo servirá de poco, porque lo que potencia ese ahorro es el poder del interés compuesto).
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