Seamos responsables de nuestro propio dinero

Especial TU DINERO. Sólo nosotros tenemos la última palabra, cuando del manejo de nuestro dinero se trata, porque al final las consecuencias de nuestras decisiones financieras las afrontaremos nosotros.

En esta ocasión hablaremos sobre tomar decisiones responsables con nuestro dinero: reglas de seguridad financiera para alejarnos de los problemas descritos en la colaboración anterior:

1. Sólo nosotros tomamos las decisiones de nuestro dinero. Lo que hacemos con nuestro dinero sólo nos afecta a nosotros. Muchas personas aceptan asesoría a ciegas de supuestos expertos y pierden gran parte de su patrimonio.

Esto no quiere decir que no tomemos ningún consejo de terceros, pero sí que tratemos de contextualizar lo que nos dicen. Por ejemplo, ¿quién nos asesora, alguien que quiere vender una inversión o un préstamo? Seguramente lo que nos dicen está sesgado a su favor. Y aunque no sea así y contratemos al profesional mejor posicionado en el mercado, debemos hacer preguntas y comprender lo que nos dice. Nosotros tomamos la decisión final: esto es asumir responsabilidad.

2. Jamás invertir en un producto cuyo funcionamiento no comprendamos. Las malas experiencias en inversiones casi siempre son porque la gente invirtió en algo que no entendió; recibieron el consejo de un amigo; intentaron copiar las inversiones del jefe o siguieron las instrucciones de un ejecutivo que sólo quería vender.

Sin embargo, no entendieron el rendimiento potencial y el riesgo de esa inversión. No comprendieron que a veces riesgo es sinónimo de volatilidad y no necesariamente significa pérdida: es la simple naturaleza de los mercados. Se asustaron y vendieron en el peor momento.

La responsabilidad financiera nos lo indica: tenemos que entender cada inversión, crédito y decisión financiera que tomemos. Al final del día, lo que no comprendemos nos termina costando. Esto incluye hacer nuestra tarea: investigar, comparar opciones y llegar a la que sea mejor para nosotros y nuestro dinero.

3. Saber lo que queremos. Es mucho más común de lo que podríamos pensar. La mayoría de las personas que me escribe no sabe lo que quiere. No tiene claros sus propios objetivos financieros.

Éste es uno de los errores más comunes. Debemos entender que el dinero nos permite alcanzar metas de vida como viajar, tener un retiro digno o brindar una educación de calidad a nuestros hijos.

Infinidad de personas quieren invertir sin un objetivo en mente. Esto no sólo hace que inviertan de una manera errónea, sino también que tiendan a desviar ese dinero para satisfacer otras necesidades de corto plazo, como comprar una nueva pantalla plana o un automóvil último modelo.


4. Si no alcanza hoy, no podremos pagarlo mañana. Ya he mencionado lo que es la trampa de las tarjetas de crédito. Muchos las usan porque hoy no pueden comprar de contado un bien. Ven un suéter que cuesta 1,000 pesos y saben que si utilizan su tarjeta de crédito tendrán que pagar cada mes un mínimo de 5% de su deuda; es decir, sólo 50 pesos. Para eso sí alcanza. Entonces lo compran y se endeudan.

Lo mismo sucede el siguiente mes: compran algo por 2,000 pesos y ahora su pago mínimo es de 150, y compran otra cosa el siguiente mes y así sucesivamente. Su deuda va creciendo y el pago mínimo no la reduce. Se vuelve demasiado fácil comprar todo a crédito. El problema es que el destino nos alcanza. Estamos acostumbrados a gastar más de lo que ganamos (ya que todo lo “financiamos”). Esto es lo difícil: reducir nuestros gastos (es decir, ya no comprar con nuestra tarjeta) y mientras tanto, ocupar una buena parte del ingreso familiar en los pagos de la misma.

5. Las cosas malas suceden en cualquier momento. Ya he hablado de esta regla: debemos tener un fondo para emergencias, que cubra entre tres y seis meses de nuestro gasto familiar corriente (o más, si nuestras necesidades son distintas), pero también hay que tener seguros que puedan proteger nuestro patrimonio contra los riesgos a los que estamos expuestos.

Un ejemplo sencillo: ¿qué pasa si de repente perdemos nuestro trabajo? Si sabemos que sucede, debemos contemplarlo en nuestro plan. No hacerlo sería irresponsable. Un fondo para emergencias, así como tener los seguros que verdaderamente necesitamos, puede salvar a nuestra familia de la ruina financiera.

6. No culpar a los demás. Muchos culpan a otros de sus propios problemas financieros. Que si el asesor me recomendó mal, que si en la Casa de Bolsa manejaron mal mi dinero, que si el banco cobra muchos intereses, que si el pagaré da muy poquito. Esto es no tomar responsabilidad de nuestro propio dinero y es la razón de estos dos artículos.

Quiero enfatizar que muchos de nuestros problemas financieros son causados porque no llevamos una adecuada relación con el dinero, ya que actuamos de manera irresponsable en su manejo. Si analizamos nuestra situación financiera actual, seguramente nos daremos cuenta que la causa está en nosotros mismos, y también de que tenemos el poder para cambiarlo.

Diario El Economista de México
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

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