Muchas personas piensan que pedir un crédito para pagar otros es una buena práctica. En algunos casos, puede ayudar si se consigue un ahorro sustancial en la tasa de interés y si entendemos también que esto no resuelve el problema de fondo.

Sin embargo, con frecuencia recibo correos de personas que han caído en una situación desesperada y fuera de control. Están sumamente endeudados, no pueden pagar y piensan que su única solución es consolidar. Desde luego han intentado pedir un nuevo crédito para este motivo y son rechazados por todos los bancos.

Además, echan la culpa a las instituciones. Se han llegado a quejar: “Si no me prestan, ¿cómo quieren que les pueda pagar?”.

Para mí es muy interesante ver la psicología detrás de todo esto.

Ayer por la mañana recibí un correo que es mucho más revelador, de una persona que estaba muy endeudada (como muchas otras de clase media) y perdió su trabajo. No ha podido encontrar otro y por lo tanto dejó de pagar sus deudas.

Al buscar un crédito de consolidación, se encontró con una empresa (desde luego fraudulenta) que le ofrece un crédito de 400,000 pesos, pero le pide pagar los intereses por adelantado, es decir, 80,000 pesos.

Me pregunta cómo puede conseguir esos 80,000 pesos. Obviamente le expliqué que este tipo de empresas son un fraude y que posiblemente, cuando les entregue los 80,000 pesos, no volverá a saber de ellos.

Pero, además, esta persona reconoce que si obtiene esos 400,000 pesos, en lugar de usarlos para pagar sus deudas actuales, lo que haría es “poner a trabajar” ese dinero en un negocio, que le genere las ganancias suficientes para poder, ahora sí, pagarlas.

En otras palabras, suponiendo que el “crédito” que le ofrecen sea legítimo (no lo es), lo que quiere es endeudarse más.

Todos sabemos que poner un negocio no es nada sencillo, pero tampoco podemos esperar obtener ganancias del mismo desde el primer mes. Es más, también sabemos que más de 80% de las empresas que se abren no sobreviven dos años. Supongo que piensa lo típico: “A mí no me va a pasar eso”.

Nuevamente: la psicología; la manera de pensar de la gente es sumamente interesante, pero, en este caso, el patrón de pensamiento que se mantiene.

Como dije desde el principio: un crédito de consolidación no resuelve el problema de fondo, es decir, la razón por la cual uno cayó en un nivel de endeudamiento pronunciado casi siempre es que a la gente no le alcanza. Entonces piden crédito para completar el mes. ¿Qué significa esto? Que desde el principio no había capacidad de pago.

En otras palabras: si no me alcanza para terminar el mes, pedir prestado es lo peor que uno puede hacer. Porque el crédito hay que pagarlo, es decir, nuestro ingreso disponible en el futuro todavía es menor.

Si uno ya está endeudado y planea pedir un crédito adicional, un préstamo nuevo para pagar el anterior, este patrón de pensamiento es completamente equivocado y lo único que logra es cavar un agujero más grande.

Asimismo, uno termina tomando decisiones financieras nefastas. En nuestros cinco sentidos, nunca consideraríamos a una empresa que nos diga “si quieres que yo te preste 400,000 pesos, tú me tienes que pagar 80,000 pesos por adelantado”. ¿En qué cabeza cabe?

Únicamente personas en una situación desesperada considerarían eso y desafortunadamente hay quienes buscan aprovecharse de ello.

Diario El Economista de México
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)