¿Somos suricatos o avestruces ante la volatilidad financiera?

Especial TU DINERO. En un mercado incierto y volátil, nuestras decisiones de inversión deben tomarse a partir de un análisis puntual, técnico y lo más objetivo posible.

Después de varios años de un crecimiento relativamente sostenido aunque diferenciado de los precios de los índices accionarios en buena parte del mundo (Estados Unidos y México, por ejemplo), existe la preocupación de que esta tendencia empezará a revertirse en el futuro.

Las opiniones respecto de cómo y cuándo sucederá lo anterior varían desde cortos plazos hasta horizontes de uno o dos años. Pero, en general, es una coincidencia que algunos indicadores que han alcanzado en promedio las bolsas están en máximos históricos y, consecuentemente, es previsible algún tipo de ajuste en el futuro.

Inversionistas suelen reaccionar mal
Con independencia de la proximidad o lejanía de la ocurrencia de ello, resulta oportuno entender algunos de los elementos negativos de la conducta de los inversionistas que se presentan cuando las tendencias de los mercados accionarios cambian de dirección, particularmente cuando empiezan a bajar, especialmente cuando este cambio de tendencia representa pérdidas menores que pueden comprometer no sólo parte de sus ganancias previas, sino una proporción de su patrimonio.

Existen dos fenómenos estudiados. El primero, al que se nombra el efecto avestruz (equivocadamente porque es falso que los avestruces escondan la cabeza ante el peligro), hace referencia a la propensión que tienen los inversionistas a reducir el nivel de monitoreo de sus portafolios de inversión, en momentos en que los mercados empiezan a mostrar tendencias de contracción en niveles de actividad o de precio.

La premisa es que, ante la expectativa de encontrar noticias negativas en el movimiento de sus inversiones, optan por prestar menos atención a las mismas; como si —de acuerdo con la incorrecta versión sobre la conducta del avestruz— se escondiera la cabeza frente al peligro y el evitar verlo lo hiciera desaparecer.

Un efecto similar ocurre en aquellas personas que, por ejemplo, sabiendo que han utilizado de más su tarjeta de crédito, evitan revisar el estado de cuenta siguiente. Prefieren evitar confrontarse con la información real de su nuevo nivel de endeudamiento, porque el desconocimiento del peligro les produce una menor sensación negativa que la certeza de su nueva situación actual claramente desfavorable.

Del otro lado, recientemente los investigadores Gherzia, Eganb, Stewarta, Haisleyc y Ayton publicaron las conclusiones de un estudio en el que describen un fenómeno relacionado pero opuesto, al que denominan el efecto suricato.

Ello se refiere a que, en algunos casos (muy vinculado con ciertos rasgos de personalidad), en condiciones de movimientos bruscos (hacia arriba o abajo) de los mercados financieros, los inversionistas tienden a sobremonitorear sus portafolios, incrementando el nivel de atención sobre el comportamiento de sus inversiones. Tal como el pequeño mamífero del desierto africano, permanecen atentos y sobrevigilantes del mínimo movimiento que les haga suponer un peligro latente.

La importancia de equilibrarnos
Ambos efectos tienen aspectos potencialmente negativos. Dependiendo de las condiciones del inversionista y del tipo de las inversiones que tenga, evidentemente reducir el monitor en condiciones adversas y volátiles puede provocar no tomar decisiones adecuadas: como deshacerse de una inversión en el momento oportuno. Pero al mismo tiempo, un exceso de monitoreo puede provocar decisiones apresuradas que no permitan la maduración de la inversión y de su retorno.

Pese a lo difícil que resulta, es fundamental que en un mercado incierto y volátil como el actual y cuyas condiciones seguramente se acentuarán en el futuro, nuestras decisiones de inversión se realicen a partir de un análisis puntual, técnico y lo más objetivo posible, para reducir nuestra exposición a pérdidas y maximizar el retorno de nuestras inversiones. Sólo así podremos defender y hacer crecer nuestro patrimonio.

Diario El Economista de México
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

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