Ante los casos de corrupción en las regiones, el economista Carlos Casas señaló que es necesario establecer mecanismos de control y fiscalización, desde el Gobierno nacional, hacia los gobiernos regionales y locales.
“Siempre se echa la culpa a los gobiernos regionales y locales, pero el Gobierno nacional tiene en parte la culpa de lo que está ocurriendo porque el proceso de descentralización implica un acompañamiento permanente, un monitoreo”, señala el exviceministro de Economía.
En diálogo con RPP sobre “Agenda 2014”, publicación sobre diversas propuestas para mejorar la descentralización, Casas identificó varios problemas.
Por un lado, no existe una entidad del Gobierno central que desempeñe un “rol conductor” del proceso. El Consejo Nacional de Descentralización fue eliminado y luego reemplazado por la Secretaría de Descentralización, adscrita al PCM y que “no juega ningún rol”.
“Todas la instituciones –Contraloría, Congreso, Poder Judicial- a nivel nacional tienen miedo de los gobiernos regionales. Hay un rol de rectoría, alguien que pone las reglas y no las sabe hacer cumplir, y ante ese vacío surge todo este desorden”, manifestó.
Asimismo, el director del Centro de Estudios sobre Minería y Sostenibilidad de la Universidad del Pacífico sostuvo que no existe una coordinación entre los mismos ministerios, razón por la que muchas políticas públicas registran problemas para ejecutarse.
Otro de los problemas en el proceso de descentralización fue la incorporación de sectores complejos al inicio.
“Cuando se revisa el proceso de descentralización, la salud y educación eran las últimas etapas, porque había que ir consolidando actividades menos complejas. Por consideraciones políticas, esto se cambió”, acotó.
Propuestas
Ante esta crisis, la idea no es volver al modelo anterior. “Proponemos dar un paso adelante, en vez de centralizar, mejorar los mecanismos para que esta descentralización funcione”, indicó.
“Agenda 2014” propone mecanismos efectivos de coordinación intrasectoriales y entre niveles de Gobierno, fortalecer la Secretaría de Descentralización y fomentar asociaciones público privadas en sectores complejos.
Junto con las universidades, se propone establecer un “tablero de indicadores” para saber si el proceso de descentralización mejoró la calidad de vida de los ciudadanos.
Estos indicadores también servirán para señalar “dónde van surgiendo los problemas, dónde se va deteriorando la calidad de los servicios públicos para intervenir con políticas que puedan corregir eso”.
En los mismos gobiernos regionales, es necesario repensar el rol que desempeñan las gerencias de desarrollo económico, que debería fomentar emprendimientos y asociaciones empresariales que permitan aprovechar mercados y generar oportunidades de desarrollo de la zona.
“Las gerencias de desarrollo económico tienen poca capacidad y ellos son los llamados a hacer inteligencia comercial, establecer dónde está la demanda y qué productos necesitan (…) La descentralización no tiene un fin, es un proceso permanente que no se pude dejar de lado”, afirmó Casas.