(Bloomberg).- En febrero, después de casi dos años con jornadas de trabajo de seis horas, los enfermeros del centro geriátrico Svartedalens en Gotemburgo, Suecia, volvieron a sus turnos de ocho horas --a pesar de que una investigación publicada recientemente demuestra los beneficios de los horarios más cortos.
La Ciudad de Gotemburgo no extendió el experimento, en parte debido a que se acabó la financiación. Costó unos 12 millones de coronas (US$ 1.3 millones) contratar a 17 empleados adicionales necesarios para cubrir los vacíos generados por los horarios más cortos. La ciudad había presupuestado solo para dos años, y los legisladores dijeron que sería demasiado costoso implementar el proyecto en todo el municipio.
De modo que, por ahora, el proyecto llegó a su fin. Sin embargo, existen ahorros a más largo plazo que el proyecto no tuvo en cuenta. Trabajar menos horas se tradujo en trabajadores más saludables, constató el investigador Bengt Lorentzon en un nuevo artículo. “Estaban menos cansados, menos enfermos, tenían más energía al llegar a su casa y más tiempo para realizar actividades”, dijo Lorentzon.
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Específicamente, los enfermeros tomaron menos días de licencia por enfermedad que cuando trabajaban jornadas más largas de ocho horas diarias. Las licencias por enfermedad también disminuyeron en comparación con los enfermeros del grupo de control e, incluso, en comparación a los enfermeros de toda la ciudad de Gotemburgo.
En total, tomaron un 4.7% menos de días de licencia por enfermedad durante el tiempo del experimento, en tanto los enfermeros del grupo de control tomaron 62.5% más de días por enfermedad durante el mismo período. Los enfermeros que trabajaron menos horas también tomaron menos tiempo libre no previsto.
Si bien el estudio comprobó beneficios en materia de salud y productividad, no midió los potenciales ahorros de costos a largo plazo derivados de enfermeros con mejor salud. Pero una cosa es evidente, dice Lorentzon: el hecho de que las actitudes y la salud fueran mejores trajo aparejada una atención de mejor calidad en el centro geriátrico.
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En general, la población activa de enfermeros en Suecia presenta una salud más deteriorada que el sueco promedio. Las mujeres en el centro tienen índices de masa corporal más altos que el trabajador medio, por ejemplo.
Si bien el estudio no duró lo suficiente como para medir totalmente los efectos de las jornadas más cortas sobre la salud, la investigación indica que los enfermeros que trabajan sólo seis horas experimentan beneficios permanentes para la salud, lo cual se traduce en ahorros.
“La presión arterial satisfactoria es levemente más baja en los enfermeros de Svartedalens y el centro de referencia en comparación con el valor normal correspondiente a todas las mujeres profesionales”, según el estudio.
Un nuevo trabajo de investigación publicado en Mayo Clinic Proceedings constató que los empleados más saludables gastan la mitad en atención médica.
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Analizando a 10,000 empleados en un sistema de salud en Florida, los científicos comprobaron que los que tenían una salud cardiovascular “ideal”, utilizando la medición Simple 7 de la American Health Association, gastaban US$ 4,000 anuales menos en costos de salud que los que tenían una salud cardíaca “deficiente”.
“Un análisis más completo [de Suecia] debería incluir la ventaja de haberlo hecho”, dijo Eduardo Sánchez, uno de los autores del estudio estadounidense y director médico de Prevención en la American Heart Association.
“La cuestión es ¿qué medían en términos de costo y qué se incluyó y no se incluyó?” El experimento de Svartedalens no calculó en absoluto el costo de los ahorros en salud que implicaban enfermeras más saludables, mucho menos los ahorros a largo plazo.