En los últimos años, el mundo emprendedor ha despertado el interés de agentes muy diversos, desde fondos internacionales hasta profesionales que han optado por el autoempleo. Ahora son las grandes empresas las que comienzan a fijarse en las start up y su novedosa forma de trabajar. Su interés es tal que incrementan su apuesta por el emprendimiento corporativo para implantar modelos de innovación ágiles. Cada vez son más comunes las colaboraciones con las firmas de reciente creación, los planes de innovación abierta para lanzar incubadoras y aceleradoras propias, así como los programas para convertir a los empleados en emprendedores dentro de la organización.
El estudio Emprendimiento corporativo en España, realizado por Deusto Business School, la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad de La Rioja y Neoris para el Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE), ha analizado este escenario. Se trata de un fenómeno reciente al que aún le falta consistencia. Según las últimas cifras, en 2014 la tasa de actividad emprendedora de España era del 1,8%. “Está presente, sobre todo, en las grandes organizaciones. Debe implantarse de forma estratégica de manera que contribuya a su capacidad innovadora”, comenta Federico Gutiérrez-Solana, presidente de CISE.
Estrategias
A pesar de que sea un modelo incipiente, existen prácticas que despuntan por su carácter vanguardista. En concreto, en el estudio se destacan las iniciativas de hasta once empresas como Santander, Sacyr, Repsol, Telefónica o Enagás. “Es necesario hacer un esfuerzo de evangelización dentro de la organización para vencer resistencias internas y conseguir la implicación de todos los actores clave”, apunta Emilio Martínez Gavira, coordinador de Emprendimiento Corporativo e Innovación Abierta de Enagás.
Tal y como se establece en dicho informe, el objetivo es conseguir intraemprendedores, es decir, profesionales que “cuentan con ciertas motivaciones (personales y profesionales) y actitudes (proactividad o asunción de riesgos) que les llevan a proponer o liderar una idea”. Así, las empresas tienen el reto de ofrecer el entorno organizativo y económico adecuado para formar a los empleados. Un escenario disruptivo en el que será imprescindible el papel de un nuevo profesional, el chief entrepeneur executive. “Este experto es clave para que el intraemprendimiento funcione. Pertenece al comité directivo y coordina todas las prácticas para transformar la empresa”, explica Iñaki Ortega, director de Deusto Business School.
Lo cierto es que desde el punto de vista de los profesionales, se trata de un fenómeno con buenas perspectivas, pues el 53% de las personas involucradas en estas prácticas opina que emprender es una buena opción laboral. En este sentido, el 80% de las firmas cuenta con algún programa para detectar ese talento, mientras que sólo el 23% colabora con emprendedores externos.
Asimismo, Gutiérrez-Solana insiste en la importancia de establecer reconocimientos específicos para estos empleados desde mejoras en la retribución hasta promover su desarrollo de carrera. Algo fundamental para conseguir la involucración de todos y que así estas prácticas tengan un impacto positivo. El 80% de las firmas considera que influyen en el desarrollo de nuevos productos, el 77% considera que ayudan a incrementar las ventas, el 57% cree que sirven para mejorar la imagen de marca y el 54% para reducir costes.
Diario Expansión de España
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)