Usted recibe una queja de uno de sus reportes directos, quien tiene el cargo de analista. Le comenta que otra persona de su mismo departamento y nivel, acostumbra a darle encargos relacionados al trabajo en el área.
Al inicio, el analista accedía de buen ánimo, pero su actitud cambió al percatarse de que su par intentaba también verificar la calidad de su trabajo y, solapadamente, controlarlo.
Los problemas se multiplican cada vez que usted está fuera de la oficina -ya sea por un viaje de trabajo, vacaciones o descanso médico- y surgen situaciones que requieren tomar decisiones rápidas y acertadas. ¿Cómo ordenar las cosas para evitar estos conflictos? ¿Puede alguien estar “a cargo” de otro colaborador, como es el caso de un analista, de un asistente o el de un asistente de un auxiliar o practicante, pero sin que, en efecto, sea su jefe?
¿Órdenes de quién?
El término “bossy”, en inglés, se refiere a una persona que actúa como jefe, lo que podríamos entender como “mandón”. Se trata no solo de aquellos colaboradores con más años en la empresa, sino también de jóvenes muy capaces y con una altísima asertividad, que siempre gustan ser el centro de atención y están acostumbrados a “atropellar” a compañeros.
Estos “jefes de facto” nacen con pedidos simples, como, por ejemplo, pidiendo a un colega que imprima un documento de muchas páginas. El siguiente paso será, seguramente, dar instrucciones al colega sobre su propio trabajo, del tipo “deberías de hacer ‘A’ en lugar de ‘B’”.
Suelen estar muy preocupados por sus líneas de carrera dentro de la organización y anhelarán ascender a toda costa, pero en esa estrepitosa carrera, no solo acostumbrarán a decirles a otros cómo hacer su trabajo, sino que también tratarán de minimizar logros ajenos. No serán los mejores para trabajar en equipo.
César Antúnez de Mayolo
Profesor de la Escuela de Posgrado de la Universidad del Pacífico