La colaboración es vital dentro de las organizaciones. Pero las actitudes, comportamientos y conductas de ciertos compañeros pueden truncar su creatividad y desempeño laboral. Para evitarlo, es necesario detectar aquellos ‘vampiros’ de energía y controlarlos eficientemente a fin de no perjudicar su productividad.
Pesimistas. Son personas que no ven soluciones, sino problemas. Para ellos, no hay alternativa valida, se encargan de ‘frenar’ los planteamientos de los demás, consideran que “esa idea simplemente no funcionará”.
Sería un error seguirle los pasos a esa negatividad. Cuando se muestren en desacuerdo con una nueva propuesta, pídales que argumenten su respuesta, acto seguido, dígales que describan otra alternativa en mente. “Y tú, ¿qué nueva idea tienes?”, consulte.
Aprovechadores. Siempre se acercarán a usted en buenos términos. Mediante palabras halagadoras, intentarán librarse de una función o responsabilidad que les competía únicamente a ellos. Su único fin es encontrar a alguien que pueda asumir una tarea adicional.
Para ahuyentarlos, la clave está en formularles preguntas concretas, pedirles información y motivos por los cuales no pueden (o quieren) efectuar una determinada actividad.
Agresivos. Son personas que siempre buscan enfrentarse a alguien. Encuentran cualquier motivo para llevar a cabo sus malos tratos.
Para hacerles frente, acuda a alguien de confianza que esté dispuesto a actuar como testigo en cualquier momento. Si decide enfrentarlos cara a cara, apueste por reacciones duras, pero no provocadoras, recuerde su profesionalismo.
Ladrones de tiempo. Se trata de colegas que acuden a usted por una consulta y terminan robándole varios minutos de su tiempo. Suelen enredarse en cotilleos, rumores y chismes durante largo tiempo. Eso sí, parecen inofensivos.
Sea directo. Simplemente, dígales que no tiene tiempo suficiente, pues tiene muchas cosas pendientes sobre la mesa. En estos casos, frénelos de golpe, pero con educación.
Temerosos. Son aquellos que no están dispuestos a correr riesgos. Son altamente peligrosos, pues no permiten la generación de ideas innovadoras y no están preparados para salir fuera de lo establecido.
La balanza se inclinará a su favor si logra conversar con ellos de manera individual. Si una de estas personas se pasa a sus filas, será más sencillo convencer al resto de ‘temorosos’ de asumir nuevos proyectos.