(Bloomberg) General Motors y un proveedor automovilístico fundado por el secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, están dando un paso que seguro complacerá al presidente Donald Trump, aumentando la producción de algunas autopartes en Texas que reemplazará trabajo que hoy se realiza en México.
La automotriz ha convencido a compañías como International Automotive Components Group, de cuyo directorio Ross era presidente antes de unirse al gobierno de Trump, para agregar más de 850 puestos a un complejo que será construido cerca de la planta de vehículos deportivos utilitarios de GM en Arlington, Texas.
Casi 600 de esos empleados fabricarán piezas previamente producidas en México.
Trump se ha apoyado en los fabricantes estadounidenses, en particular las grandes automotrices, para detener la fuga de trabajo de las fábricas estadounidenses a México.
El presidente ha utilizado su cuenta de Twitter para atribuirse nuevas inversiones en EE.UU., incluso si las empresas decidieron expandirse antes de que él asumiera el poder. Tanto GM como IAC dicen que los planes para construir el parque de proveedores fueron elaborados antes de las elecciones.
“Esta fue una decisión económica que estaba en discusión antes de las elecciones”, dijo el presidente ejecutivo de IAC, Steve Miller, en una entrevista telefónica.
“Fue una decisión puramente empresarial tomada por GM para apoyar un parque de proveedores para reducir los costos envío”, dijo.
IAC será el mayor proveedor del nuevo parque industrial, haciendo componentes interiores como paneles de instrumentos y telas, dijo Miller. Esos artículos son grandes y costosos de transportar, por lo que mudar la producción más cerca de Arlington resultará en ahorros sustanciales para GM, sin dejar de producir un rendimiento sobre su inversión saludable para IAC, dijo.
Los proveedores harán piezas para la próxima generación de Chevrolet Tahoe, GMC Yukon y Cadillac Escalade SUV, dijo Nick Richards, un portavoz de GM, dijo por teléfono.