Carlos E. Paredes
Director de Intelfin y Profesor de Economía de la USMP
1. “La economía mundial se está desacelerando; las perspectivas de los precios de nuestras exportaciones se han deteriorado y el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos se ha incrementado de manera importante.
En este contexto, ¿qué es lo que deberían hacer nuestras autoridades? Plantear una política fiscal anticíclica y/o señalar que el BCR debería estimular el gasto privado bajando su tasa de interés de referencia no tiene mayor asidero y podría ser contraproducente.
Medidas cortoplacistas como las indicadas no estimularían la economía, lo que probablemente generarían sería mayor ruido y turbulencia, con un efecto negativo sobre la inversión privada y el crecimiento.
2.¿Qué hacer entonces? Apostar por el mediano plazo. Priorizar el gasto de inversión en vez de gasto corriente y preocuparnos más por la calidad del gasto que por el nivel del gasto público.
En este mismo sentido, resulta indispensable destrabar la inversión privada. El mantener altas tasas de inversión privada en un contexto de desaceleración global es ya en sí una meta difícil de lograr, pero evidentemente casi imposible de alcanzar si es que entrampamos innecesariamente la acumulación de capital en el país” .
3. Los dos párrafos anteriores han sido tomados del Memorándum Económico 2013-14, “¿Problemas en el corto plazo? A trabajar en el largo plazo”, publicado en julio del 2013. Sigo de acuerdo con lo publicado entonces y veo con alivio que, ante las malas noticias sobre el crecimiento de abril (y muy probablemente también las de mayo), el MEF no haya optado por un paquete de reactivación de corto plazo que podría resultar inconsistente con el crecimiento a largo plazo.
De hecho, las “medidas para promover y dinamizar la inversión” del MEF buscan apuntalar el crecimiento de mediano plazo. Se trata de un programa orientado a enfrentar problemas de oferta que traban la inversión y no de tratar de reactivar el consumo en el corto plazo (aumentando el gasto corriente y/o reduciendo tasas impositivas).
4. A pesar de la acertada orientación general del anuncio del MEF, resulta pertinente señalar algunos problemas que merecen mayor atención. En el diagnóstico del “paquete” se señala que el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos es muy alto y que la inflación está por encima del rango meta del BCR.
Es cierto, pero también es cierto que con la significativa desaceleración de la inversión privada que está en marcha, es probable que el déficit en cuenta corriente deje de ser un problema para fin de año.
Con la desaceleración de la actividad económica, la inflación también tenderá a bajar. Por lo tanto, existe espacio para dinamizar la inversión pública, promoviendo la demanda y la actividad económica en el corto plazo.
5. Pero es justamente en el tema de la inversión pública en donde hoy se presentan señales de alerta que indican que es muy difícil que este año se pueda plasmar el impulso fiscal planeado por el Gobierno. Gran parte de la inversión pública se ejecuta a nivel de las regiones y en el 2014 no solo tenemos elecciones regionales, sino que también tenemos presidentes regionales en la cárcel.
En este contexto, el “miedo a firmar” que ya caracterizaba a muchos funcionarios públicos, se debe haber tornado en “pánico a firmar” o “pánico a gastar”, con lo que el planeado impulso fiscal podría tornarse en un inesperado lastre fiscal.
Es más, la desaceleración de la inversión pública podría prolongarse hasta el 2015, cuando tengamos nuevas autoridades regionales, cuya falta de experiencia podría contribuir a frenar el gasto, tal como sucedió en el 2011. Escenario complicado, que implica más chamba para el MEF…