El editorial de Gestión: ¿Quién da más?

Si bien no es algo necesariamente negativo que solo un postor presente propuestas para una concesión, como ocurrió con la Línea 2 del Metro de Lima, ciertamente es la situación menos deseable para un mecanismo que está diseñado como un concurso.

(Foto: Difusión)
(Foto: Difusión)

CONCURSOS DE UN POSTOR. Según anticipó este diario la semana pasada, de los tres postores que quedaban en la recta final para la licitación de la Línea 2 del Metro de Lima, dos de ellos habían confirmado que no presentarían propuesta alguna previamente a la fecha límite. El argumento de uno de los postores que decidió retirarse es que los números del estudio técnico realizado por ProInversión no eran realistas para basar una propuesta seria que no tenga la necesidad de renegociarse en el futuro.

Naturalmente, esto ha levantado una ola de sospechas, como por ejemplo hasta dónde se asumirán mayores costos en la construcción de la Línea 2 o por qué no se solicitaron indicadores de solvencia financiera para calificar a los postores. En un intento por apaciguar las críticas, el presidente del comité ProIntegración de ProInversión, Carlos Puga, dijo que “no es la primera vez que ProInversión adjudica un proyecto con un solo postor. Ha habido innumerables casos”.

Efectivamente, ha habido numerosos casos en los que ProInversión ha adjudicado un proyecto con un solo postor. Es la norma, más bien, ver proyectos que terminan con muy pocos postores (recordemos que el proyecto Camisea, el más emblemático de nuestra historia, promovido por Copri –hoy ProInversión- recibió tan solo dos propuestas finales). Pero esto, de ninguna manera, representa una defensa convincente. Por el contrario, es un comprobante que algo no anda del todo bien.

Si bien no es algo necesariamente negativo que solo un postor presente propuestas, ciertamente es la situación menos deseable para un mecanismo que está diseñado como un concurso. Uno de los trabajos de ProInversión debe ser conseguir la mayor cantidad de interesados posibles. Al fin y al cabo, los concursos (y subastas) están diseñados para hacer competir a los postores entre sí con el objetivo de transferir la mayor proporción de su excedente al vendedor. Pero este sistema solo funciona si hay otros postores con los cuales competir. Y mientras más, mejor.

Si ProInversión no puede cumplir con esta labor, entonces convendría que contrate a un banco de inversión. A la vuelta de la esquina está el, hasta ahora tan polémico, proyecto del Gasoducto del Sur. Sería una tragedia también terminar con un solo postor.

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