Por Pamela Romero
Economista y experta en moda
¿Considera que el código de vestimenta laboral en Lima ya está bien definido?
En las profesiones tradicionales y la gente de mi generación considero que el código de vestimenta laboral está definido, sin embargo, cada día se incorporan más jóvenes a las actividades productivas y se están generando nuevos desempeños en los que ellos tendrán que tomar riesgos para decidir cómo vestirse.
A veces la gente se ve intimidada porque no sabe qué usar en cada ocasión, pero es algo a lo que hay que perderle temor. La práctica le irá dando señales de cómo hacerlo.
Y si no encuentra las señales, Hortencia Rozas, gerente legal de Tasa, también puede ayudarle.
¿Por qué se le debe perder temor a la moda?
No es a la moda, es al vestir. Uno tiene que perderle miedo porque es la proyección de uno mismo.
¿Qué entiende por “el vestir”?
Las prendas que uno usa no tienen que ser caras ni baratas, ni tienen que estar en tendencia. Saber vestirse bien es ser asertivo con lo que uno se pone; alinear la ropa con la ocasión, la hora y las personas de las que se estará rodeado. El vestir es más que la moda o la ropa, es actitud, coherencia con lo que somos.
¿A dónde deberían acudir las personas para aprender cómo vestirse?
Hay mucho que se ha escrito sobre la apariencia, pero aparte de entender dónde formarse en apariencia, se debe trabajar primero en el conocimiento de uno mismo y adquirir seguridad.
¿Cuál es el nexo entre la seguridad de uno mismo y lo que se proyecta en el vestir?
Si el vestido es la proyección de la propia imagen, uno tiene que sentir seguridad y hasta agrado por la figura que está proyectando. Es parte del lenguaje no verbal, lo que tú proyectas físicamente tiene que ser coherente con tu desempeño, con tu estilo de vida.
En su posición de abogada, ¿cree que debe haber especial atención a este tema?
En el derecho el código de vestimenta es algo que se va gestando naturalmente a lo largo de la carrera. Si vas a hacer una exposición en la Corte, sabes que el atuendo deberá ser impecable.
¿Alguna vez el vestir de un postulante ha influido en la decisión de incluirlo en su equipo?
No en lo fundamental y no va a inclinar la balanza, pero se sabe que los primeros 17 segundos son claves en la primera impresión, y esa impresión pasa también por la apariencia. Una persona pulcra en su vestir manda un mensaje claro de estar interesado en ese puesto y en ese lugar, es un factor que sumará al talento y a las capacidades.
¿Qué factor se debe tener en cuenta al vestir?
Uno tiene que estar cómodo con lo que lleva y a tono con el lugar en el que trabaja. Muchas veces tengo que visitar plantas y evidentemente no voy con traje ni tacones; tengo que vestir la ropa que me dé seguridad en la planta, aunque eso implique botas con punta de metal. Estar seguro es estar cómodo.
¿Qué cosa se debe evitar?
Reitero. Se debe evitar aquello que genere incomodidad, es decir, cosas que estén muy apretadas o muy chiquitas o que en algún momento te pongan en apuros. Lo ideal es desenvolverse sin tener que preocuparse de lo que llevas puesto, “fluir”, como dicen los jóvenes. Es indispensable conocer bien las tallas de uno.
¿Usa la ropa como un aliado para proyectar quién es?
Si estoy súper cómoda con lo que estoy usando, entonces no tengo un aliado. ¡Soy yo misma!
