Bloomberg.- En Burgos, una provincia del centro de España más conocida por las excavaciones arqueológicas y las morcillas que por la innovación, la ingeniera Verónica Pascual está construyendo vehículos de guiado automático.
Sin embargo, no son automóviles, sino montacargas, carretillas apiladoras y transpaletas.
Pascual, ingeniera aeronáutica de 38 años, es propietaria de Asti, empresa que produce los llamados AGV, robots móviles utilizados en fábricas y almacenes que no requieren intervención humana para moverse.
Mientras empresas tecnológicas como Alphabet Inc. y Uber Technologies Inc. se esfuerzan por fabricar automóviles de conducción autónoma, se presta mucha menos atención a otros tipos de vehículos menos atractivos, lo cual abre un nicho para compañías como Asti, cuyos vehículos se utilizan para trasladar una gama de bienes, desde grandes paquetes de cajas de alimentos hasta las piezas de un avión de 30 toneladas.
El mercado de servicios de robótica está creciendo rápidamente. Bank of America Merrill Lynch prevé que los robots realizarán 45% de todas las tareas de manufactura para el 2025, en comparación con 10% en el 2015.
El banco también estima que el mercado de la logística, envasado y materiales industriales será valorado en US$ 31,000 millones para el 2020.
A pesar de la oportunidad, hay pocas empresas que están tratando de tomar el control de la planta fabril. “La mayoría de las inversiones en robótica continúan yendo a equipos industriales”, dijo Mehdi El Alami, socio de la consultora Roland Berger, y señaló que sólo 2% se gasta en logística.
Caterpillar Inc. y General Electric Co. están entre los pocos que han invertido en ello; ambos han respaldado a Clearpath Robotics, empresa canadiense que se dedica al desarrollo de vehículos autónomos que transportan mercancías por las fábricas. Nissan Motor Co. y BMW están entre los fabricantes de automóviles que prueban y usan vehículos autónomos en sus fábricas.
Para El Alami, la competencia cada vez mayor por la entrega ultrarrápida de bienes acelerará la aparición de la robotización como el único medio para capturar ingresos más rentables. Asti espera beneficiarse con la tendencia.
Con operaciones en 15 países, entre sus clientes se cuentan empresas como PSA Group Ltd., el fabricante de coches Peugeot y Citroën, la farmacéutica GlaxoSmithKline Plc. y la productora española de alimentos Campofrio Food Group SA.
Las ventas de Asti se quintuplicaron entre el 2012 y 2016 a 20 millones de euros (US$ 23 millones), con planes de llegar a los 100 millones de euros para el 2020. El año pasado, la compañía vendió un total de 956 vehículos.
En una entrevista en su fábrica, Pascual dijo que Estados Unidos es un gran mercado para el crecimiento porque no hay mucha gente haciendo este tipo de proyectos allí.
PepsiCo Inc. y The Procter & Gamble Co. están entre sus clientes, como también el gigante mexicano de panificación Grupo Bimbo SAB, que usa los vehículos de Asti para mover palets con pan desde su estación de envasado de plástico hasta el almacén de una de sus plantas españolas.
Los planes de expansión de Pascual se basan en el crecimiento orgánico, y también está abierta al interés de potenciales compradores o socios, con ciertas condiciones. Una adquisición o alianza podría impulsar las perspectivas de expansión, agregó.