(Bloomberg) Los opositores al desarrollo desenfrenado de la región amazónica de Brasil obtuvieron una victoria a principios de esta semana cuando ecologistas liderados por la supermodelo Gisele Bündchen convencieron al presidente Michel Temer de vetar un proyecto de ley para eliminar protecciones a casi 405,000 hectáreas.
Sin embargo, una batalla por tierras del Amazonas de casi 300 veces ese tamaño sigue pendiente.
El Ministerio de Minería ha propuesto una legislación que pondría fin a una prohibición de casi 40 años sobre el funcionamiento de mineras de propiedad extranjera en tierra cercana a la frontera de aproximadamente 16,000 kilómetros (10,000 millas).
La zona, que se extiende unos 150 kilómetros hacia el interior, representa el 27% del territorio nacional de Brasil, según el Ministerio de Minería.
Debido a que la mayor parte de la frontera occidental de Brasil también incorpora partes de la selva tropical más grande del mundo, la cantidad de tierra que forma parte de la zona fronteriza y el bioma amazónico ascendería a más de 1.7 millones de kilómetros cuadrados, el tamaño del estado de Texas.
Se espera que la legislación se presente al Congreso de Brasil para fines de este año.
La propuesta es otro indicio del entusiasmo de algunos políticos para seguir explotando los vastos recursos naturales del país y estimular la actividad económica en un momento de recesión.
El ministro de Minería, Fernando Coelho Filho, habló brevemente de la idea en enero en el Foro Económico Mundial de Davos, diciendo que la medida debería ayudar a atraer la inversión extranjera.
Nueva postura fronteriza
La apertura de las fronteras a las empresas extranjeras constituiría un cambio en la estrategia de seguridad nacional de Brasil.
La protección de la zona fronteriza, heredada del gobierno militar de los años 60 hasta los 80, vino junto con los esfuerzos oficiales por establecer un mayor apoyo en las regiones escasamente pobladas y ricas en recursos naturales.
Lo que siguió fue una serie de iniciativas de desarrollo que desataron la fuerte deforestación del área amazónica.
El ministerio de Minería dio más detalles de su nueva postura fronteriza en una respuesta por correo electrónico a preguntas a principios de este mes.
Aunque la protección de las fronteras nacionales es de vital importancia, la ley vigente “tiene un impacto restrictivo en el desarrollo de la actividad minera” y el país debe buscar un terreno común entre la promoción de la actividad económica y el mantenimiento de la seguridad nacional.
El ministerio no mencionó las protecciones ambientales. Solicitudes de información adicional no fueron contestadas inmediatamente.
Aunque la iniciativa probablemente no conduzca al nivel de liberación de tierras causado por la agroindustria o las operaciones madereras, según Jaime Gesisky, especialista en políticas públicas de WWF-Brasil, sigue siendo una propuesta preocupante debido a los riesgos potenciales de contaminación del agua en zonas protegidas o conflictos con grupos indígenas.
En general, dijo, la medida representa un retorno a las políticas fallidas.
Potencial riqueza
Según Breno Augusto dos Santos, un geólogo brasileño con un conocimiento de la región que se remonta a los años 60, la cantidad de riqueza mineral dentro de las regiones fronterizas de la Amazonía brasileña es “considerablemente desconocida”.
Actualmente, la mayoría de la minería en las áreas de difícil acceso a lo largo de las fronteras con países como Colombia y Venezuela ha sido la exploración ilegal de oro.
A Dos Santos se le atribuye el descubrimiento de una de las mayores reservas de mineral de hierro del mundo, conocida como Carajás, en el Amazonas.
Solo este año, Vale, el mayor productor de mineral de hierro del mundo, inició despachos comerciales de mineral de alto grado de S11D, un proyecto de US$14.000 millones en Carajás considerado el más grande de la industria.
Aunque dice que no se ha confirmado, Dos Santos dijo que las regiones fronterizas protegidas podrían contener más de una docena de minerales valiosos como oro, plata, platino, titanio, uranio y diamantes.
No es una sorpresa que el Comité Nacional para la Defensa de los Territorios Contra la Minería de Brasil no respalda la apertura de zonas fronterizas a empresas extranjeras por razones de soberanía y seguridad, citando el riesgo de otro desastre similar al que supuso la muerte de 19 personas a fines de 2015 en una mina de mineral de hierro de copropiedad de Vale, con sede en Rio de Janeiro, y BHP Billiton.
“Mira lo que ya sucede con las empresas mineras brasileñas”, dijo Katia Visentainer, portavoz del grupo, por teléfono desde São Paulo.
“Incluso con reglas tan estrictas como las que tenemos, hacen lo que quieren. Imagine lo que sucederá si abrimos las zonas fronterizas a las compañías extranjeras”, dijo.