(Bloomberg).- Cuando Daniel Salas y su primo Melvin Salas empezaron a hablar de crear una startup de tecnología musical en su ciudad natal, San José, Costa Rica, en 2012, no podrían haber previsto que la conversación los llevaría hasta una oficina en un ático minúsculo detrás de un viejo teatro en Newcastle, una ciudad industrial en el nordeste de Inglaterra con sueños de transformarse en centro tecnológico.