FOTOGALERÍA
- Estás en
- Portada
- Tendencias
Las esculturas públicas que trazan un mapa de sensaciones por el mundo
FOTOGALERÍA. La escultura, como la poesía, es un arma cargada de futuro. Y más cuando se saca de los museos, cuando su hábitat natural cambia los suelos encerados por las calles manchadas de rutina. Cuando su fuerza no se basa en la admiración erudita, sino que consigue cambiar el paso, volver la vista y conmocionar durante unos instantes. Y estas obras repartidas por todo el mundo consiguen despertar el corazón y el sistema límbico sin necesidad de más lenguaje que el del volumen.
El burócrata desconocido (Reikiavik). El humor y la ironía son los protagonistas de esta curiosa obra de Magnús Tómasson. Se trata de la única estatua al hombre de negocios, al absurdo ir y venir y a la sensación de que se está haciendo algo importante mientras la rutina maquilla lo absurdo. Además de por el nombre, este delirio existencialista se vale del gigantesco pedrusco para representar el peso del día a día y de los comúnmente conocidos como ‘marrones’ que lo nublan todo.