FOTOGALERÍA
- Estás en
- Portada
- Tendencias
Las esculturas públicas que trazan un mapa de sensaciones por el mundo
FOTOGALERÍA. La escultura, como la poesía, es un arma cargada de futuro. Y más cuando se saca de los museos, cuando su hábitat natural cambia los suelos encerados por las calles manchadas de rutina. Cuando su fuerza no se basa en la admiración erudita, sino que consigue cambiar el paso, volver la vista y conmocionar durante unos instantes. Y estas obras repartidas por todo el mundo consiguen despertar el corazón y el sistema límbico sin necesidad de más lenguaje que el del volumen.
Monumento a un transeúnte anónimo (Breslavia). Diversas teorías tratan de dar sentido y coherencia a esta creación de Jerzy Kalina. Se trata de una serie de personas que emergen del suelo, de la nada, de la clandestinidad. Su instalación, en el año 2005, en un enclave comercial de esta urbe, hizo pensar que se trataba de un homenaje a los que burlaron la ley marcial soviética que sumió al país en el pánico militar en 1981. No obstante, el hecho de que esta obra date de 1977, hace que esta teoría pierda fuerza y que la escultura, simplemente, trate de dar voz y relevancia a los polacos que, durante años, tuvieron que vivir atemorizados y en silencio.